Letras de tango
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver,
no habrás más pena ni olvido.
El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su quieta lucecita yo la
vi
a mi pebeta, luminosa como un sol.
Hoy que la suerte quiere que te
vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
y oigo la queja
de
un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda el corazón.
Mi Buenos
Aires
tierra florida
donde mi vida
terminaré.
Bajo tu amparo
no hay desengaños,
vuelan los años,
se olvida el dolor.
En
caravana
los recuerdos pasan,
con una estela
dulce de emoción.
Quiero que sepas
que al evocarte,
se van las penas
de mi
corazón.
La ventanita de mi calle de arrabal.
donde sonríe una
muchachita en flor,
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos
que acarician al mirar.
En la cortada más maleva una canción
dice su
ruego de coraje y de pasión,
una promesa
y un suspirar,
borró una
lágrima de pena aquel cantar.
Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te
vuelva a ver,
no habrá más pena ni olvido.
Música: Roberto Pansera
Letra: Roberto Lambertucci
Ya tengo miedo del invierno frío,
y del otoño con sus
hojas muertas.
Del viento hiriente cuando silba y clava,
como un puñal,
su gris canción de ausencia.
Y siento miedo, porque estoy tan solo,
y no
me encuentro ni en mi soledad.
Quiero ser ciego y olvidarlo todo,
pero
te veo, aunque no estés mas.
Y hasta ese cielo con sus nubes negras,
que con la lluvia llora su pesar,
pinta el paisaje de mi vida oscura,
pero te siento, pues, no sé llorar...
Llevo en mi mente tu canción de
ausencia,
oigo tu voz de nieve y de cristal.
Todo te nombra cuando estoy
tan solo,
porque te siento, aunque no estés más.
Música: Eladia Blázquez
Letra: Eladia Blázquez
Aunque me dé la espalda de cemento,
me mire
transcurrir indiferente,
es ésta mi ciudad, ésta es mi gente...
y es el
lugar donde a morir, me siento.
¡Buenos Aires!...
Para el alma mía
no habrá geografía
mejor que el paisaje...
...de tus calles,
donde
día a día me gasto los miedos,
las suelas y el traje...
No podría...
vivir con orgullo,
mirando otro cielo que no fuera el tuyo,
porque
aquí me duele un tango
y el calor de alguna mano
¡y me cuesta tanto el
mango que me gano!...
Porque soy como vos,
que se niega o se da;
¡te
proclamo, Buenos Aires, mi ciudad!
Aunque me des la espalda de cemento,
me mires transcurrir indiferente;
¡te quiero!.... Buenos Aires, y a tu
gente,,
y entre tu gente, sin querer, te encuentro,
me encuentro...
Porque soy como vos,
que se niega o se da;
¡te proclamo, Buenos
Aires, mi ciudad!
Música: José Servidio / Luis
Servidio
Letra: Celedonio Flores
Mi cuartito feliz y coqueto
que en la calle Ayacucho
alquilaba,
mi cuartito feliz que albergaba
un romance sincero de amor.
Mi cuartito feliz donde siempre
una mano cordial se tendía
y una
linda carita ponía
con bondad su sonrisa mejor...
Cada cosa era un
pasaje
que en el cuartito ponía
la bulliciosa alegría
de quien se
sabe feliz...
En el amor de sus besos
y en el calor de sus brazos
yo
fui dejando a pedazos
lo mejor de mi vivir.
Mi cuartito coqueto
lucía
su moblaje cuidado y sencillo
sin alfombras, sin lujo, sin brillo,
donde días felices pasé.
Al calor del querer de quien era
en su amor
terrenal, toda mía,
y una tarde de invierno, muy fría,
en un vuelo hasta
el cielo se fue...
Música: Carlos Marcucci
Letra: Manuel Meaños
Vuelvo de tierras muy lejanas donde ayer
fuera a
buscar olvido a mi dolor,
consuelo al alma que sufrió, al creer
en los
engaños y promesas del amor.
Rumbo al olvido, que es un bálsamo al sufrir,
partí llevando en mi amargura
el cruel recuerdo de la ventura
que en
otros tiempos junto a ti creí vivir.
Fui
esclavo de tu corazón
y
a tus caprichos yo cedí
y me pagaste con traición.
Hoy, curada mi alma
de su herida,
pienso que nunca he de volver
a mendigar tu querer.
Porque allá donde fui
mis pesares a olvidar
del amor conocí
las
delicias hasta embriagar.
Mi dolor llegó a curar.
Mi pasión sólo dio
los sentidos para amar,
pero mi alma dejó
su pureza conservar
y
así pronto llegó
sus tristezas a olvidar.
Pero hoy te he visto junto
a mi lado pasar.
Mi corazón tan rápido latió
que aquella herida que creí
curar
ante tu vista de improviso se entreabrió,
pues no bastaron para
calmar mi dolor
ni las caricias ni el olvido.
De nuevo sufro por ser
querido
y hoy, como entonces, soy esclavo de tu amor.
Música: Samuel Castriota
Letra: Pascual Contursi
Percanta que me amuraste
en lo mejor de mi vida,
dejándome el alma herida
y espina en el corazón,
sabiendo que te
quería,
que vos eras mi alegría
y mi sueño abrasador,
para mí ya no
hay consuelo
y por eso me encurdelo
pa'olvidarme de tu amor.
Cuando voy a mi cotorro
y lo veo desarreglado,
todo triste,
abandonado,
me dan ganas de llorar;
me detengo largo rato
campaneando tu retrato
pa poderme consolar.
Ya no hay en el
bulín
aquellos lindos frasquitos
, arreglados con moñitos
todos del
mismo color.
El espejo está empañado
y parece que ha llorado
por la
ausencia de tu amor.
De noche, cuando rne acuesto
no puedo cerrar la
puerta,
porque dejándola abierta
me hago ilusión que volvés.
Siempre
llevo bizcochitos
pa tomar con matecitos
como si estuvieras vos,
y
si vieras la catrera
cómo se pone cabrera
cuando no nos ve a los dos.
La guitarra, en el ropero
todavía está colgada:
nadie en ella
canta nada
ni hace sus cuerdas vibrar.
Y la lámpara del cuarto
también tu ausencia ha sentido
porque su luz no ha querido
mi noche
triste alumbrar.
Música: David Estevez Martin.
Letra: Roberto Fontaina y Victor Soliño.
(1928)
Mirá, Jose, no seas otario.
No andés con vueltas y
fajala,
que a la mujer que sale mala
pa' hacerla andar derecha
la
biaba es lo mejor.
En cuanto le des cuatro gritos
y la trates de
prepotencia,
palpitará la contundencia
y te dirá loca de amor:
"Yo quisiera que me casques
pa'quererte, mi papito, mi papito;
yo quisiera que me dejes
de ambulancia, mi papito, por favor.
Yo me
meto cuando encuentro a un hombre fuerte;
si me casca me enloquece,
pero
en cambio no les doy beligerancia
a esos tipos que hablan de amor."
Yo, como vos, no me animaba,
pero la vida nos enseña
que la
mujer es dura peña
que con palabras dulces
no se puede partir.
Yo no queria hacerme el malo
y ella penso que yo era un caso,
pero le di el primer tortazo
y con amor me dijo así:
"Yo
quisiera que me casques
pa'quererte, mi papito, mi papito..."
Música: Aníbal Troilo
Letra: José María Contursi
Me torturé sin ti y entonces te busqué
por los caminos
del recuerdo
y en el recodo más lejano te agitabas por volver
y por
librarte de ese infierno...
Y se arrastró hasta mí tu vida sin amor
con
su dolor y su silencio
y disfrazamos un pasado que luchaba por querer
volver.
Y fuiste tú
la que alegró mi soledad,
quien
transformó en locura
mi pasión y mi ternura
y en horror mis horas
mansas.
Tú...
Mi tango triste fuiste tú
y nadie existe más que tú
en mi destino...
Y hoy
te has hecho a un lado en mi camino...
Y
es muy tarde ya
para volver llorando atrás
y contener la angustia
que por mustia
duele mucho más.
Se desgarró la luz y enmudeció
mi voz
aquella noche sin palabras
al ver que tu alma estaba ausente y a
tu lado siempre yo
como una cosa abandonada...
Y se arrastró hasta mí la
sombra de otro amor
y de otra voz que te llamaba
y me sumiste en un
pasado que luchaba por querer
volver.
Música: Humberto Correa
Letra: Humberto Correa
Vieja viola, garufera y vibradora
de las horas de
parranda y copetín,
de las tantas serenatas a la lora
que hoy es dueña
de mi cuore y patrona del bulín,
¡cómo estás de abandonada y silenciosa,
después que fuiste mi sueño de cantor!
Quien te ha oído sonar papa y
melodiosa
no dice que sos la diosa de mi pobre corazón.
Es que la
gola se va
y la fama es puro cuento
y andando mal y sin vento
todo,
todo se acabó...
Hoy sólo queda el recuerdo
de pasadas alegrías,
pero estás vos, viola mía,
hasta que me vaya yo.
Cuántas noches
bajo el brazo de la zurda
por cubrirte del sereno te llevé
y por más que
me encontrase bien en curda,
conservándome en la línea, de otros curdas te
cuidé.
Si los años de la vida me componen
y la suerte me rempuja a
encarrilar,
yo te juro que te cambio los bordones
me rechiflo del
escabio y te vuelvo a hacer sonar.
Música: J.Gutierres Martin
Letra: H.Quintana
Tiene fama de compadre,
de aquellos de no aflojar,
bailarín de meta y ponga
y guapo a carta cabal.
De aguantarse una
gayola
de frente y sin protestar,
de frente y sin protestar.
Mi
viejo es amigo mío,
qué me importa lo demás.
Dícen que anduvo los
patios
de aquellos años atrás
acariciando baldosas
lo mismo que "el
Cachafaz",
y que estuvo muchas veces
en enredos de percal,
en
enredos de percal.
Mi viejo es amigo mío,
qué me importa lo demás.
Dícen que hubo una grela
que al fin lo pudo enganchar,
y le sacó
las agallas
con cariño y con bondad;
embalurdao por la mina
el
compadre entró a aflojar,
el compadre entró a aflojar.
Esa mina fué mi
vieja,
qué me importa lo demás.
Música: Adolfo Rafael Avilés
Letra: Enrique Maroni
Micifuz
triste gato de albañal
¿por qué te das
tanto corte
si yo conozco el resorte
que tu vida hace mover?
Misch
engrupido por las montas
de tu fama milonguera
y porque en una
carrera
te apuntás con cien y cien.
¡Uñas lustradas, fomentos,
bataclanas y Florida
loas cosas que hay en la vida
que uno tiene que
ver!
Un hijo de Farabutti,
el changador de la esquina,
dopado con
cocaína
¡pero si es para no creer!
Y en otros tiempos, amigo,
patinaba en la miseria
con los bultos de la feria
por un poco de
bullón,
hoy, ya corre en otra pista,
el muchacho tiene hermana
y una
persona bacana
que las va de protector.
Micifuz
por qué tallás si no
hay puntos
pobre gato de azotea,
recordá tu vida rea
y achicate en
la intención.
¡Misch
todavía anda tu viejo,
pantalón y blusa azules,
campaneando en los baúles
allá por Constitución!
Música: Luis Rubistein
Letra: Luis Rubistein
Dios sabe que mi vida estaba trunca
y no he soñado
nunca
tanta bonanza.
Angustia de vivir estando muerto,
acechando en
cielo incierto
una esperanza...
Y cuando ya estaba resignado a mi mal
vino tu sonrisa como un sol primaveral...
Desde entonces mi alma,
alzando vuelo,
se llegó cantando al cielo
con su trino más triunfal.
Milagro,
milagro de cerrar mi herida
con besos
que son
canciones de mi vida...
Fuerza milagrosa de tus ojos,
canto en la
penumbra de mi alma...
Milagro,
milagro de tus labios rojos,
milagro
que me trajiste con tu amor...
Dios sabe que viví mordiendo
angustias
y que mi alma, vieja y mustia,
se desangraba...
Entonces,
como luz en el abismo,
alumbraste el pesimismo
que me nublaba...
Ya
no tengo penas por milagro de Dios
y mi vida canta porque en mi alma está tu
voz.
Vivo con tus besos, tu regazo,
y me duermo entre tus brazos
al
milagro de tu amor...
Música: Sebastián Piana
Letra: Homero Manzi
(milonga)
Milonga de cien reyertas
templada como el valor.
Grito de pampa desierta
diciendo su alerta
con voz de cantor.
Milonga de quita penas.
Nostalgia de población.
Canto qu'en noche
serena
su rezo despena
detrás del fogón.
Diana de viejas
victorias
en la punta del tropel,
con tu vanguardia de gloria
serás
en la historia
canción y laurel.
Son de querencia querida
en las
noches del cuartel.
Pena de china querida
que al fin afligida
dejó
de ser fiel.
Resuenan con tus acentos,
milonga del batallón,
gritos de viejos sargentos
cargando en el viento
con el escuadrón.
Y vuelven en los sonidos
agudos del cornetín,
ecos de mil alaridos
que estaban perdidos
detrás del confín.
Gime el desierto rodando
sus rumores de huracán...
Vienen las lanzas cargando
y están
aguaitando
la Cruz y el Puñal.
Gloria de aquel comandante
que jamás
volvió al cantón.
Besan su barba cervuna
la luz de la luna
y el
fuego del sol.
Música: Pedro Laurenz
Letra: José María Contursi
(milonga)
Oigo tu voz
engarzada en los acordes de una Iírica
guitarra...
Sos milonga de otros tiempos... Yo te vi crecer
prendida en
las polleras de un bailongo guapo y rompedor
como jamás ha de volver.
Nadie, tal vez,
comprendió mejor las penas y el sentir de mi
barriada...
Sin embargo te olvidaron y en el callejón
tan sólo una
guitarra te recuerda, criolla como vos,
y en su gemir tiembla mi ser.
Vuelvo cansado de todo
y en mi corazón lloran los años...
Mi
vida busca tan sólo
la tranquilidad del viejo barrio...
Y encuentro todo
cambiado menos tu canción, milonga mía...
El progreso ha destrozado toda la
emoción
de mi arrabal.
Quiero olvidar
y tus notas van llenando
de tristeza el alma mía...
He cruzado tantas veces ese callejón,
llevando entre los labios un silbido alegre y tu cantar
emborrachando el
corazón.
Era feliz
entregado a las caricias de la única sincera
que acunó una primavera que no floreció...
Milonga, ya no puedo
continuar... El llanto me venció...
Quiero olvidar... y pienso más.
Música: Sebastián Piana
Letra: Homero Manzi
(milonga)
Me gusta lo desparejo
y no voy por la "vedera".
Uso funghi a lo "Massera",
calzo bota militar.
La quise porque la
quise
y por eso ando penando,
se me fue ya ni sé cuándo,
ni se
cuándo volverá.
Me la nombran las guitarras
cuando dicen su canción.
Las callecitas del barrio
y el filo de mi facón.
Me la nombran las
estrellas
y el viento del arrabal.
No sé pa' qué me la nombran
si no
la puedo olvidar.
Soy desconfiao en amores,
y soy confiao en el juego.
Donde me invitan me quedo
y donde sobro también.
Soy del partido de
todos
y con todos me la entiendo,
pero váyanlo sabiendo
¡soy hombre
de Leandro Alem!
No me gusta el empedrao
ni me doy con lo moderno.
Descanso cuando ando enfermo
y después que me he sanao.
La quiero
porque la quiero
y por eso la perdono.
No hay nada peor que un encono
para vivir amargao.
Música: Astor Piazzolla
Letra: Horacio Ferrer
(milonga)
Soy de una tierra hermosa
de América del Sur,
en
mezcla gaucha de indio con español.
De piel y voz morochas
vi en mi
guitarra
que al mundo van las coplas, y me fui yo.
Con un rumor de
nido
volaban tras de mí,
aquellos pañuelitos en la estación.
Pero
soy peregrino
y a mi nostalgia
le canto así en la oreja del corazón:
Vamos a la distancia, sí,
que soy el trovador,
si la distancia
llama,
yo jamás veré ponerse el sol.
Vamos a la distancia, ya,
y
si no llego, amor,
vos le darás mi alma
de argentino y de cantor.
Mi casa es donde canto
porque aprendí a escuchar
la voz de Dios
que afina en cualquier lugar,
ecos que hay en las plazas
y en las
cocinas,
al borde de una cuna y atrás del mar.
Si en esta andanza un
día
me espera la vejez,
ya mi niñez le hará la segunda voz;
y al fin
con dos gargantas,
a mi agonía,
le cantaré en la oreja del corazón:
Vamos a la distancia, sí,
que soy el trovador,
si la distancia
llama
yo jamás veré ponerse el sol.
Vamos a la distancia, ya,
y
si no llego, amor,
vos le darás mi alma
de argentino y de cantor.
Música: Carlos Viván
Letra: Horacio Sanguinetti
(milonga)
Me hubiera gustado verte
Carlitos Gardel añoso,
Carlitos Gardel añoso,
con el cabello canoso
pero tenerte, tenerte.
Me hubiera gustado verte
y hablarte como a Razzano,
por esa
calle Corrientes,
Corrientes y Talcahuano.
Me hubiera gustado verte
y oír un tango en tu voz,
y oír un tango en tu voz,
y también tener
la suerte
de que me digas adiós.
Me hubiera gustado verte
con tu
canción hecha piel
para quererte, quererte,
hermano Carlos Gardel.
Me hubiera gustado verte
junto a tu vieja querida,
junto a tu
vieja querida,
que sola dejó la vida
que sola se fue a la muerte.
Me hubiera gustado verte
Carlitos Gardel añoso,
con el cabello
canoso
pero tenerte, tenerte.
Música: Alberto Gómez
Letra: Alberto Gómez
(milonga)
Allá en el tiempo del jopo,
peinao al agua florida,
cuando era linda la vida
y era mi escuela un stud,
nació mi amor por
los pingos
con Stiletto y Surplice
y ese amor echó raíces
al llegar
mi juventud.
Las chaquetillas famosas
dejaron en mis oídos
frufrú de tiempos queridos
que ya no pueden volver;
y hoy que tengo
la cabeza
cubierta por tanta nieve,
con los hijos de Congreve
vuelvo
a rejuvenecer.
Milonga que peina canas
y llora por San Martín,
Amianto, Niobe, Porteño,
Cordón Rouge y "Pipermint.
Milonga que
peina canas
y ablanda mi corazón
como Old Man y Botafogo,
Rico,
Lombardo y Macón.
Yo vivo con los recuerdos
de Floreal y Melgarejo,
Mouchette, Omega, Bermejo,
Mineral, Cocles o Ix
y cuando llegue la
hora
de dar el último abrazo,
me iré pensando en Payaso
para morirme
feliz.
Milonga que peina canas
y está llorando de pena
por
Argentino Gigena
se fue sin decirle adiós;
nosotros también, milonga,
pensando en tiempos remotos,
con muchos boletos rotos,
tendremos que
ver si hay Dios.
Música: Sebastián Piana
Letra: Homero Manzi
(milonga)
Milonga pa' recordarte,
milonga sentimental.
Otros
se quejan llorando,
yo canto por no llorar.
Tu amor se secó de golpe,
nunca dijiste por qué.
Yo me consuelo pensando
que fue traición de
mujer.
Varón, pa' quererte mucho,
varón, pa' desearte el bien,
varón, pa' olvidar agravios
porque ya te perdoné.
Tal vez no lo
sepas nunca,
tal vez no lo puedas creer,
¡tal vez te provoque risa
verme tirao a tus pies!
Es fácil pegar un tajo
pa' cobrar una
traición,
o jugar en una daga
la suerte de una pasión.
Pero no es
fácil cortarse
los tientos de un metejón,
cuando están bien amarrados
al palo del corazón.
Milonga que hizo tu ausencia.
Milonga de
evocación.
Milonga para que nunca
la canten en tu balcón.
Pa' que
vuelvas con la noche
y te vayas con el sol.
Pa' decirte que sí a veces
o pa' gritarte que no.
Música: Sebastián Piana
Letra: Homero Manzi
(milonga)
Llegabas por el sendero
delantal y trenzas sueltas.
Brillaban tus ojos negros
claridad de luna llena.
Mis labios te
hicieron daño
al besar tu boca fresca.
Castigo me dio tu mano
pero
más golpeó tu ausencia. ¡Ay!...
Volví por caminos blancos,
volví sin
poder llegar.
Grité con mi grito largo,
canté sin saber cantar.
Cerraste los ojos negros.
Se volvió tu cara blanca.
Y llevamos
tu silencio
al sonar de las campanas.
La luna cayó en el agua.
El
dolor golpeó mi pecho.
Con cuerdas de cien guitarras
me trencé
remordimientos. ¡Ay!...
Volví por caminos viejos,
volví sin poder
llegar.
Grité con tu nombre muerto
recé sin saber rezar.
Tristeza de haber querido
tu rubor en un sendero.
Tristeza de
los caminos
que después ya no te vieron.
Silencio del camposanto.
Soledad de las estrellas.
Recuerdos que duelen tanto.
Delantal y
trenzas negras. ¡Ay!...
Volví por caminos muertos
volví sin poder
llegar.
Grité con tu nombre bueno,
lloré sin saber llorar.
Música: José María Aguilar
Letra: José María Aguilar
Milonguera de melena recortada,
que ahora te exhibes
en el Pigall.
No recuerdas tu cabeza coronada
por cabellos relucientes
sin igual.
Acordate que tu vieja acariciaba
con sus manos pequeñitas de
mujer
tu cabeza de muchachita alocada...
que soñaba con grandezas y
placer.
Una noche te fugaste
del hogar que te cuidó...
y a la
vieja abandonaste
que en la vida te adoró.
En busca de los amores,
y
para buscar placeres,
fuiste con otras mujeres
al lugar de los dolores.
Milonguera de melena recortada
que antes tenías hogar feliz,
no
recuerdas a tu viejita amargada
que ignora todavía tu desliz.
Acordate
de aquel novio enamorado
que luchaba por formarte un buen hogar
y que
tímido, feliz y mal confiado
colocaba tu recuerdo en un altar.
Ahora
sola, abandonada
en las alas del placer,
vas dejando, acongojada,
tus ensueños de mujer.
De tus trenzas en la historia
ni las hebras
quedarán,
que perduren tu memoria
a los que te llorarán.
Música: Carlos Di Sarli
Letra: Enrique Carrera Sotelo
El barrio duerme y sueña
al arrullo de un triste tango
llorón;
en el silencio tiembla
la voz milonguera de un mozo cantor.
La última esperanza flota en su canción,
en su canción maleva
y en
el canto dulce eleva
toda la dulzura de su humilde amor.
Linda
pebeta de mis sueños,
en este tango llorón
mi amor mistongo va cantando
su milonga de dolor,
y entre el rezongo de los fuelles
y el
canyengue de mi voz,
ilusionado y tembloroso
vibra humilde el corazón.
Sos la paica más linda del pobre arrabal,
sos la musa maleva de mi
inspiración;
y en los tangos del Pibe de La Paternal
sos el alma criolla
que llora de amor.
Sin berretines mi musa mistonguera
chamuya en verso
su dolor;
tu almita loca, sencilla y milonguera
ha enloquecido mi pobre
corazón.
El barrio duerme y sueña
al arrullo del triste tango
llorón;
en el silencio tiembla
la voz milonguera del mozo cantor;
la
última esperanza flota en su canción,
en su canción maleva
y el viento
que pasa lleva
toda la dulzura de su corazón.
Música: Enrique Delfino
Letra: Samuel Linnig
¿Te acordás, Milonguita? Vos eras
la pebeta más linda
'e Chiclana;
la pollera cortona y las trenzas,
y en las trenzas un beso
de sol.
Y en aquellas noches de verano,
¿qué soñaba tu almita, mujer,
al oír en la esquina algún tango
chamayarte bajito de amor?
Estercita,
hoy te llaman Milonguita,
flor de noche y de placer,
flor de lujo y cabaret.
Milonguita,
los hombres te han hecho mal
y hoy darías toda tu alma
por vestirte de percal.
Cuando sales
por la madrugada,
Milonguita, de aquel cabaret,
toda tu alma temblando
de frío
dices: ¡Ay, si pudiera querer!...
Y entre el vino y el último
tango
p'al cotorro te saca un bacán...
¡Ay, qué sola, Estercita, te
sientes!
Si llorás...¡dicen que es el champán!
Música: Aquiles Roggero
Letra: José Rótulo
Un día más,
un año más,
que estoy perdido en la
neblina...
En esa niebla de la noche parisina
que te alejaste para nunca
retornar.
Yo te llamé,
Mimí Pinsón,
porque tu afán de ser coqueta
te fue arrastrando al igual que la Griseta,
y el mismo mal, y su final
te castigó.
Mimí Pinsón,
yo te soñé en la novela de Musset
y
te encontré después en mi destino...
¡Qué cortos fueron los caminos de los
sueños
y qué vanos los empeños,
por salvarte de la muerte!
Sigue la
nieve castigando el ventanal,
y yo con esta soledad...
Mimí Pinsón,
aún te busco por las calles de París...
Igual que ayer te veo y te
presiento;
pero es inútil, no vienes a mi encuentro,
Mimí Pinsón...
Un año más
que tú no estás,
y nuevamente la neblina
trae
recuerdos de mis noches parisinas,
y en el recuerdo, nuevamente, vuelves
tú...
Estás en mí,
te vuelvo a ver...
Y en mis delirios de poeta
beso tus manos y el manojo de violetas...
¡Igual que ayer, igual que hoy
y siempre igual!
Música: Héctor Marcó
Letra: Héctor Marcó
De los golpes de la vida
aprendí estas cuatro cosas,
que hoy me atrevo a repartirlas
sin vanidad ni rencor.
Y hasta vos,
muchacho loco,
que la ves color de rosa,
puede servirte de ejemplo
este gris trasnochador.
Yo que te sigo los pasos
acodado en los
estaños,
tambaleando madrugadas
con diez copas y algo mas.
Te
advierto que no es juguete
manosear tus veinte años.
La existencia es
una rula,
con cien números de engaño,
que si entras a mandar fichas,
como un hongo te secas.
Muchacho,
si pudieras darte cuenta,
como broncan los cuarenta,
cuando encanece la testa,
y entra a
fallar el timón.
Burros, timbas y quinielas,
bailes, copas, damiselas,
son placeres de ocasión.
La vida,
la vida del calavera
es un
frágil cigarrillo
de traidoras espirales.
Primero da fuego y brillo,
después te encana los grillos
hasta hacerte gritar, ¡madre!
Madre, y
corres a buscarla,
y entre sus brazos caes.
Pero si la has perdido,
con el corazón vencido,
decí muchacho, que hacés.
Vos dirás que
la he vivido
y de curda me lamento,
yo no puedo reprocharte
ya sos
grande pa'elegir.
Pero, al verte ya maduro,
sin amor, hogar, ni vento,
como avaro sobre el oro,
cuando asume sueños muertos.
y el dolor te
arroje un cero,
preparate pa'morir.
Música: Juan José Guichandut
Letra: Armando Tagini
Entonces tu tenías diez y ocho primaveras,
yo veinte y
el tesoro preciado de cantar...
En un colegio adusto vivías prisionera
y
sólo los domingos salías a pasear.
Del brazo de la abuela llegabas a la
misa,
airosa y deslumbrante de gracia juvenil
y yo te saludaba con mi
mejor sonrisa,
que tu correspondías, con además gentil.
Voces de
bronce
llamando a misa de once...
¡Cuantas promesas galanas
cantaron
graves campanas
en las floridas mañanas
de mi dorada ilusión!
Y eché
a rodar por el mundo
mi afán de glorias y besos
y sólo traigo, al
regreso,
cansancio en el corazón.
No sé si era pecado decirte mis
ternuras
allí, frente a la imagen divina de Jesús...
Lo cierto es que
era el mundo sendero de venturas
y por aquel sendero tu amor era la luz.
Hoy te dirá otro labio la cálida y pausada
palabra emocionada, que pide
y jura amor,
en tanto que mi alma, la enferma desahuciada,
solloza en la
ventana del sueño evocador.
Nostalgias del corazón.
¡Magnolias,
menta y cedrón!
Música: Hugo Baralis
Letra: Carlos Camba
Tu vida un misterio por siempre será,
mujer sin razón,
belleza sutil,
que con cara de ángel, tu alma de Caín,
y la noche es
espejo, de tu corazón.
Cual flor manoseada, que buscando amor,
del pecho
al ojal, perdió su color
y así se marchita tu capricho sin igual,
ofreciendo amores llenos de dolor...
Cuando asomen un día
a tu
preciosa tez,
las líneas que a porfía
denuncien tu vejez,
te ha de
volver el juicio,
la triste realidad,
de que tiene un prejuicio
también la caridad.
Tu vida un misterio y enigma será
de falso
placer tu goce es así,
y engañando crees en tu frenesí,
que el hombre es
juguete, de fácil mujer...
Entre libaciones y danzas sin par,
que son tu
pasión, no puedes amar,
yo compadecido te dedico esta canción,
ríete si
quieres, mucho has de llorar...