
Letras de tango
Música: Armando Pontier / Miguel
Caló
Letra: Federico Silva
¡No estás!
Te busco y ya no estás.
Espina de la
espera
que lastima
más y más...
Gritar
tu nombre enamorado.
Desear
tus labios despintados,
como luego de besarlos...
¡No
estás!
Te busco y ya no estás.
¡Qué largas son las horas
ahora que
no estás!...
Qué ganas de encontrarte
después de tantas noches.
Qué ganas de abrazarte,
¡qué falta que me haces!...
Si vieras que
ternura
que tengo para darte,
capaz de hacer un mundo
y dártelo
después.
Y entonces, si te encuentro,
seremos nuevamente,
desesperadamente,
los dos para los dos.
Música: Miguel Bucino
Letra: Miguel Bucino
Mano abierta con los hombres, querendón con las mujeres,
tengo dos pasiones bravas: el tapete y el champán...
Berretín con la
milonga, metejón con los placeres,
unas veces ando pato y otras veces soy
bacán.
¿Qué querés que le haga, hermano? ¡Si es regalo del destino!
¡Si
el afán de hacer el paco nunca ha sido mi virtud!
Me electrizan las burbujas
y los ojos femeninos
¡desde aquellos dulces días de mi alegre juventud!
Pero yo no me arrepiento
de haber dado curso al vento
que en la
vida derroché.
Tuve todo lo que quise...
y hasta lo que yo no quiero
la cuestión que disfruté.
Mi conducta fue serena,
yo fui pródigo en
la buena
y en la mala me encogí.
Fui magnate y vagabundo
y hoy lo
sobré tanto al mundo
que le puedo dar changüí.
Si unas manos me
fallaron, otras fueron más cordiales,
unos labios fueron dulces, otras veces
como hiel,
pero siempre tuve agallas pa' capear los temporales
y de
lobo, entre los zorros, al pasar hice cartel.
Qué querés que le haga,
hermano, si nací pa' morir pobre,
con un tango entre los labios y en un tute
entreverao.
Juego, canto, bebo, río... y aunque no me quede un cobre,
al
sonar la última hora... ¡que me quiten lo bailao!
Música: Héctor Stamponi
Letra: Homero Expósito
¡Amor, la vida se nos va,
quedémonos aquí, ya es hora
de llegar!
¡Amor, quedémonos aquí!
¿Por qué sin compasión rodar?
¡Amor, la flor se ha vuelto a abrir
y hay gusto a soledad, quedémonos
aquí!
Nuestro cansancio es un poema sin final
que aquí podemos terminar.
¡Abre tu vida sin ventanas!
¡Mira lo lindo que está el río!
Se
despierta la mañana y tengo ganas
de juntarte un ramillete de rocío.
¡Basta de noches y de olvidos,
basta de alcohol sin esperanzas,
deja
todo lo que ha sido
desangrarse en ese ayer sin fe!
Tal vez
de
tanto usar el gris
te ciegues con el sol...
¡pero eso tiene fin!
¡Después verás todo el color,
amor, quedémonos aquí!
¡Amor, asómate
a la flor
y entiende la verdad que llaman corazón!
¡Deja el pasado
acobardado en el fangal
que aquí podemos comenzar!
Música: Raúl de los Hoyos
Letra: Manuel Romero
Era un bacán de pretensiones,
gran entrador y
aventurero;
ligó programas a montones
y fue el perfecto gigoló.
Cuando encontraba en sus cajones
las cartas de un amor sincero,
las
echaba al fuego a manotones
y chacoteaba en tren juguetón.
Quemá
esas cartas,
que ya no interesa
tener escondidas
pavadas como esas.
¡Si todo en la vida
es puro chiqué!
¡Quemá esas cartas!
No
guardés memorias,
que nunca conviene
que sepa la historia
la mina
que viene
de la que se fue...
Hoy, basureado por los años,
son
cenicientos sus cabellos
y los eternos desengaños
han lastimao su
corazón.
Y cuando solo en su cotorro
halla unas cartas olvidadas,
sollozando evoca a sus amadas
y rienda suelta da a su dolor.
¡Quemá esas cartas!
con pesar murmura,
que vos ya sufriste
la gran amargura
de ver que perdiste
guapeza y salud.
Quemá esas
cartas
de la edad pasada
que te ponen triste,
y en su llamarada
verás lo que hiciste
de tu juventud...
Música: Mario Canaro
Letra: José María Contursi
Tarde que me invita a conversar
con los recuerdos,
pena de esperarte y de llorar
en este encierro...
Tanto en mi
amargura te busqué
sin encontrarte...
¿Cuándo, cuándo, vida, moriré
para olvidarte?
Quiero verte una vez más,
amada mía,
y
extasiarme en el mirar
de tus pupilas;
quiero verte una vez más
aunque me digas
que ya todo terminó
y es inútil remover
las
cenizas de un amor...
Quiero verte una vez más
¡Estoy tan triste
y
no puedo recordar
por qué te fuiste!
Quiero verte una vez más
y en
mi agonía
un alivio sentiré
y olvidado en mi rincón
más tranquilo
moriré.
Noche que consigues envolver
mis pensamientos...
Quejas
que buscando nuestro ayer
las lleva el viento...
Sangre que ha vertido
el corazón
al evocarte...
Fiebre que me abrasa la razón
sin
olvidarte...
Música: Osvaldo Tarantino
Letra: Juanca Tavera
Nos encontramos a las diez,
y fué en algún lugar, la
noche,
de la cena de egresados,
ni bien entramos, al llegar
nos
grita su verdad,
la pila de almanaques deshojados,
y desfilaron los años
aquellos,
soñar es fácil, el mundo era nuevo,
quinto año es una
terminal,
donde el camino, ya no vuelve más.
Si yo pudiera volver,
quisiera,
las mismas cosas que me dió la juventud,
el mismo amor, las
mismas ansias,
esas voces las primeras,
que se llenaron de distancia,
cerrar los ojos y estar de nuevo,
allá, en el último recreo,
como en
el punto de partida,
tanta gana tanta vida, tanto adiós.
Unos
llegaron por luchar y algunos por llegar,
treparon, pisoteando a los
peldaños,
es que la vida al barajar,
no encarta siempre igual,
son
cosas, que se aprenden con los años.
Allá era todo más puro, más tierno,
allá los muros del viejo colegio,
y andá a saber si alguna vez,
nos
volveremos a encontrar, después.
Si yo pudiera volver, quisiera,
las
mismas cosas que me dió la juventud,
el mismo amor, las mismas ansias,
esas voces las primeras,
que se llenaron de distancia,
cerrar los
ojos y estar de nuevo,
allá, en el último recreo,
como en el punto de
partida,
tanta gana tanta vida, tanto adiós,
hoy sólo quedan en la mesa,
más recuerdos, más tristezas que ilusión.
Música: Francisco Canaro
Letra: Luis César Amadori
(vals)
Primavera de mis veinte abriles,
relicario de mi
juventud,
un cariño ignorado soñaba
y ese sueño ya se que eras tú...
Cuántas veces rogaba al destino
ser esclavo de mi sueño azul.
Hoy
que se lo que cuesta un cariño
ya no puedo con mi esclavitud.
Quisiera amarte menos,
no verte más quisiera,
salvarme de esta
hoguera,
que no puedo respirar.
No quiero este cariño
que no me da
descanso,
pues sufro si te alcanzo
y luego no se vivir.
Quisiera
amarte menos,
porque esta vida ya no es vida,
mi vida está perdida
de tanto quererte.
No se si necesito
tenerte o perderte.
Yo se
que te he querido
más de lo que he podido.
Quisiera amarte menos
buscando el olvido,
y en vez de amarte menos,
¡te quiero mucho más!
Ya lo se que entre dos que se quieren
el cariño distinto ha de ser.
Mientras uno da entera su vida,
otro sólo se deja querer.
Ya lo se,
y sin embargo no puedo
Conformarme con quererte yo.
Tengo miedo que
nunca termine
esta dura condena de amor.
Música: Rodolfo Sciammarella
Letra: Luis César Amadori
¡Qué cosas, hermano,
que tiene la vida!
Yo no la
quería
cuando la encontré
hasta que una noche
me dijo, resuelta:
Ya estoy muy cansada
de todo... Y se fue.
¡Qué cosas, hermano,
que tiene la vida!
Desde ese momento
la empecé a querer.
¡Cuántos sacrificios
hice pa' olvidarla!
¡En cuántos fandangos
mis noches perdí!
¡Quien hubiera dicho
que por ese mono
diera
tantos tumbos
como los que di!
He tirao la vida
por los cafetines
pa' mostrarle a todos
que ya la olvidé,
pero todo es grupo
y al
quedarme a solas
he llorao, hermano,
como una mujer.
Dos años
enteros
la tuve a mi lado
y nunca, ni en sueños,
quererla pensé.
¡Quien iba a decirme
que loco yo un día
la vida daría
por verla
otra vez!...
¡Qué cosas, hermano,
que tiene la vida...
¡Si somos
machiettas
entrando a querer!
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Te vi saltar sobre el mantel,
gritando una canción...
Obscena y cruel, en tu embriaguez,
ya sin control mostrar -muerta de
risa-
al cabaret tu desnudez.
Bizca de alcohol, pisoteando al zapatear
entre los vidrios tu ilusión.
¡Reconocerte fue enloquecer!
Caricatura de la novia que adoré...
Cuando me viste me eché a temblar,
y aún oigo el grito
que mordiste al desmayar.
Quizá has pensao
que yo me alcé,
pa' maldecir tu horror
y... ¡fue un error! no ves que sé
que por un pan cambiaste, como yo,
tus ambiciones de honradez.
Me
levanté pa' que vieras cómo estoy,
yo, que pensaba ser un rey.
Novia
querida, novia de ayer...
¡qué ganas tengo de llorar nuestra niñez!
Quién más... quién menos...
Pa' mal comer,
somos la mueca
de lo
que soñamos ser.
Música: Edmundo Rivero
Letra: Edmundo Rivero
(canción)
Quién sino tú
ha podido mi mente turbar
y ha
sabido también despertar
esta dulce ilusión,
que hoy se ha echado a
volar
desde mi corazón
transformada en cantar.
Quién sino tú,
ni las olas cambiantes del mar,
ni la luna en su dulce brillar,
ni
la estrella al correr,
ni la brisa al pasar.
Si en infernales rayos
la tierra ardiera
o envuelta entre las sombras
se estremeciera,
la fe en mi Dios seguro no perdería
sólo un desprecio tuyo la mataría.
¿Quién sino tú?
¿Quién sino tú?
Quién sino tú,
ni las
olas cambiantes del mar,
ni la luna en su dulce brillar,
ni la estrella
al correr,
me han sabido inspirar.
¿Quién sino tú?
¿Quién sino
tú?
Música: Emilio Balcarce
Letra: Leopoldo Díaz Vélez
¿Qué habrá sido de Lucía,
que era tan rubia y era tan
mía?
¿Qué habrá sido de Lucía,
que no la vi nunca más?
Su pena—pena
de tango—dejaba añorar
—de tango y calle cortada?...
Y con pena se alejó
acobardada
de mi querido arrabal.
Fue un pasaje de novela nuestro
querer,
tema humilde y sensiblero.
Un pedacito de cielo
en sus ojos
pude ver
y en ese azul puse un sueño
y en ese sueño mi fe...
¡Cosas
lindas de mi vida
que después, después lloré!
¿Qué habrá sido de Lucía,
tan mía?
¡Y tanto como la amé!
Una pena deshojada
sobre
recuerdos en esta pena;
una estrella de esperanza
que ya no quiere
brillar...
En esta vida, mi vida, que muerde al rodar
una canción ya
perdida;
canción de besos y frases queridas
que no viviré más.
Música: José Di Clemente
Letra: Jesús Fernández Blanco
¡Qué hacés, qué hacés,
que de repente te has parao,
y no querés
saber de amigos del pasao!
Será tal vez
que tu
patrón se descuidó,
o puede ser
que alguna herencia te tocó...
¡Qué
hacés, qué hacés!
que de la barra disparás
y te creés
el "nene lindo
de mamá"...
¡Qué plato, che,
cuando te gritan en el barrio:
Adiós,
Novarro,
Qué hacés, qué hacés!
Por cuatro mangos que han llovido,
Dios sabe cómo, te has engrupido...
Pensás que sos un diputao,
y
sólo sos
un gil a cuadros empilchao...
Por esos locos berretines
también cambiaste de apellidos...
¡Ya no sos Pérez Gilines!
¡Sos
Nito Anchorena Unzué!
¡Qué hacés, qué hacés
con ese dique de bacán!
Te la has piyao
que hasta las uñas te pintás...
Si todos, che,
te vimos siempre laburar
bien engrasao,
vendiendo cachos de fainá...
¡Qué hacés, qué hacés!
que en vez de chao decís "gut nai",
y
"madmossells"
a las pebetas vos llamás...
¡Qué plato, che,
cuando te
dice alguna chica:
Adiós, Mojica,
¡Qué hacés, qué hacés!
Música: Enrique Delfino
Letra: Pascual Contursi
¡Qué lindo es estar metido
y vivir pensando en ella
y sentir que como un frío
se nos entra por las venas!
¡Qué lindo es
estar metido,
palpitando que ella vuelva
y sentir muy despacito
taconear por la escalera!
Aún recuerdo aquella noche
cuando,
solos en la pieza,
al mirarme yo en sus ojos
soñaba la dicha eterna,
y asomaba en su carita
lagrimones como perlas,
como diciendo: ¡Qué
triste!
¡Qué triste ha de ser la ausencia!
¡Qué lindo es estar
metido,
tiradito en la catrera
y ver que se va acabando
aquel
cachito de vela!
¡Qué lindo es estar metido
y dormir pensando en ella,
mientras la cera, al quemarse,
va formando su silueta!
Música: Manuel Sucher
Letra: Roberto Giménez
Desde hace tiempo te noto triste,
ronda el silencio,
llora el amor.
Como un reproche por lo que fuiste
grabado a fuego en tu
corazón.
Ya muchas veces bajás la frente
cuando en mis brazos te
refugias,
como temiendo que de repente,
tu pobre dicha no encuentres
más.
Qué me importa tu pasado,
no llorés, mi buena amiga.
No es
un crimen ser golpeado
ni es delito haber rodado
en las vueltas de la
vida.
Qué me importa tu pasado,
si yo que nunca guapeé,
si te ofende
algún cobarde,
te lo juro por mi madre,
me juego donde me ve.
No
tengas miedo, soy de una pieza,
no me interesa lo que dirán.
Que nos
importan las cosas viejas,
las viejas sombras que ya no están.
Tus ojos
miran y están perdidos,
estás cansada de tanto andar.
Pero a mi lado
siempre habrá un nido
y un pecho amigo donde llorar.
Música: Héctor Stamponi
Letra: Homero Expósito
Yo he vivido dando tumbos
rodando por el mundo
y
haciéndome el destino...
Y en los charcos del camino,
la experiencia me
ha ayudado
por baquiano y por que ya
comprendo que en la vida
se
cuidan los zapatos
andando de rodillas.
Por eso,
me están sobrando
los consejos,
que en las cosas del amor
aunque tenga que aprender
nadie sabe más que yo.
Yo anduve siempre en amores
¡qué me van a
hablar de amor!
Si ayer la quise, qué importa...
¡qué importa si hoy no
la quiero!
Eran sus ojos de cielo
el ancla más linda
que ataba mis
sueños;
era mi amor, pero un día
se fue de mis cosas
y entró a ser
recuerdo.
Después rodé en mil amores...
¡qué me van a hablar de amor!
Muchas veces el invierno
me echó desde la ausencia
la soga del
recuerdo,
y yo siempre me he soltado
como un potro mal domado
por
mañero, y porque yo
que anduve enamorado
rompí como una rosa
las
cosas del pasado.
Y ahora,
que estoy viviendo en otra aurora
no me
expliquen el amor
que aunque tenga que aprender
nadie sabe más que yo.
Música: Enrique Delfino
Letra: Manuel Romero
Me largaste sin decirme hasta la vista
como un cobarde
desgraciao sin corazón.
Una noche fuiste a ver una revista
y no volviste
al terminarse la función.
Me han contao que te engrupió una bataclana
con las ojeras muy pintadas de azulao,
flaca y lunga, un uestidito de
bananas
y una tirita sujetando el estofao...
¡Y me has cambiao,
gran desgraciao,
por ese escuálido loro!
Te has agenciao
un
bacalao
con un perfil de llobaca...
Ya te has armao...
Tené cuidao
y escabullí tu tesoro,
¡que es tan fiera, huesuda y fulera,
la ve la
perrera y... adiós!
Según dicen las personas de buen gusto
ese
esperpento que tu amor me ha disputao
es un bagre que a cualquiera le da un
susto
si te lo cacha por la noche descuidao.
Y aseguran los que han
visto a tu adorada
meterle al diente cuando está en el Tropezón
que es
mejor que convidarla a una morfada
comprarle un traje y un tapado de visón.
Música: Marsilio Robles
Letra: Marsilio Robles
¡Qué risa!...
Pensar que te confié mi vida entera,
el mate, la catrera
y el marroco de ayer.
Chirola
de un vuelto
miserable que se olvida,
te devolví a la vida
y fuiste mi mujer.
¡Qué risa!...
Fijarme en tu sonrisa desmayada
y en tu boca gastada,
pidiéndome un rincón.
Pelele,
me has hecho un rasguñón del lao
izquierdo
y de bronca me muerdo
por tan cruel sinrazón.
Cuando
el sol te alumbró con su alegría,
de puro acomplejao me fui achicando,
hasta que te estorbsó mi mundo un día
y entonces, resignao, dije:
"¿Hasta cuándo?".
Ya tenés alas... volá pa´ donde quieras,
yo sigo en mi
rincón a pan y mate.
Si así pagás lo que por vos yo hiciera,
andate de
una vez, hoy mismo... andate.
Yo sigo aquí amurao
sin fe y sin ilusión,
velando a este finao
que fue mi corazón.
¡Qué risa!...
Pedirte una palabra cariñosa
pa´ mi vida azarosa,
que confié sólo a
vos.
¡Grotesco!
Con mi caricia vil burlé tu encanto
y confundí tu
llanto,
creyéndote mi dios.
¡Qué risa!...
Seguir este papel de buen
otario,
qué mundo sanguinario
que te arrastró a mi lao.
¡Qué
angustia!
Que pa´ una vez que un pobre diablo sueña,
el destino se
empeña,
en dejarlo colgao.
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
La tierra está maldita
y el amor con gripe, en cama.
La gente en guerra grita,
bulle, mata, rompe y brama.
Al hombre lo
ha mareao
el humo, al incendiar,
y ahora entreverao
no sabe dónde
va.
Voltea lo que ve
por gusto de voltear,
pero sin convicción ni
fe.
Hoy todo Dios se queja
y es que el hombre anda sin cueva,
volteó la casa vieja
antes de construir la nueva...
Creyó que era
cuestión
de alzarse y nada más,
romper lo consagrao,
matar lo que
adoró,
no vio que a su pesar
no estaba preparao
y él solo se enredó
al saltar.
¡Qué "sapa", Señor...
que todo es demencia!...
Los chicos ya nacen
por correspondencia,
y asoman del sobre
sabiendo afanar...
Los reyes temblando
remueven el mazo
buscando
un "yobaca"
para disparar,
y en medio del caos
que horroriza y
espanta:
la paz está en yanta
¡y el peso ha bajao!...
¿Qué
"sapa", Señor,
que ya no hay Borbones,
las minas se han puesto
peor
que los varones;
y embrollan al hombre
que tira boleao;
lo ven errar
lejos
a un dedo del sapo
y en vez de ayudarlo
lo dejan colgao?.
Ya nadie comprende
si hay que ir al colegio
o habrá que cerrarlos
para mejorar...
Música: Raúl Kaplún
Letra: Roberto Miró
Si al sentir que te perdía,
si al saber que te quería
cómo te dejé partir.
Si al partir tu te llevaste
a mi alma hecha
pedazos
y a mí nada me dejaste
para no sufrir así.
Hoy que el tiempo
ya ha pasado
y que sólo me ha dejado
amarguras y dolor.
Yo quisiera
verte un día
y tan sólo demostrarte
como vivo desde entonces,
sin
consuelo y sin amor.
Solo...
espantosamente solo,
apurando en la
copa de la vida
el sinsabor.
Pena de arrastrar esta condena
que me
mata y que me quema
este triste corazón.
Frío...
de sentir adentro
mío
primaveras perdidas
y que ya no volverán.
Miedo de saber que
solo quedo,
días nuestros que se fueron
y ya no retornarán.
Si
encontrase en mi sendero
un amor que me salvara,
pero cómo habrá de ser.
Si ya todo es agorero,
si Dios quiso que te amara
y no quiere
libertarme
del tormento de querer.
Andaré por los caminos
en un
viaje por las sombras,
que me alejarán de ti.
Y las voces que te nombran
se unirán a mi destino
anudando mis angustias
hasta el día de morir.
Música: Rubén Juárez
Letra: Cacho Castaña
Decime bandoneón,
qué tango hay que cantar,
no ves
que estoy muriéndome de pena.
Yo sé que en tus archivos se quedó
un
tango que Gardel nunca cantó.
Permiso bandoneón,
talvez Discepolín
un verso te dejo para mi pena.
Yo sé que con tu aliento a soledad
mi
angustia y mi dolor podes calmar.
¿Qué tango hay que cantar,
para
poder seguir,
creyendo en el amor una vez más?
Y así disimular ante la
gente
la pena de un amor que ya no está.
¿Qué tango hay que cantar,
decime bandoneón,
yo sé que vos también lloras de amor?
Tuviste un
desengaño como el mío,
la noche en que Malena se marchó.
Hermano
bandonéon
sabeme perdonar
si a todos deschavé, cuál es tu pena.
El
beso que Malena no te dio
la noche en que amurado te dejó.
Querido
bandoneón
prestame un tango más,
no ves que están azules mis ojeras.
Azules por el frío de un amor,
amor que entra las sombras se perdió.
¿Qué tango hay que cantar,
para poder seguir,
creyendo en el
amor una vez más?
Y así disimular ante la gente
la pena de un amor que
ya no está.
¿Qué tango hay que cantar,
querido bandoneón?
Busquemos ese tango entre los dos.
Tu pena con mi pena van del brazo,
qué lindo que se hicieran el amor.
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Piantá de aquí, no vuelvas en tu vida.
Ya me tenés
bien requeteamurada.
No puedo más pasarla sin comida
ni oírte así, decir
tanta pavada.
¿No te das cuenta que sos un engrupido?
¿Te creés que al
mundo lo vas a arreglar vos?
¡Si aquí, ni Dios rescata lo perdido!
¿Qué
querés vos? ¡Hacé el favor!.
Lo que hace falta es empacar mucha moneda,
vender el alma, rifar el corazón,
tirar la poca decencia que te queda...
Plata, plata, plata y plata otra vez...
Así es posible que morfés todos
los días,
tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos.
El
verdadero amor se ahogó en la sopa:
la panza es reina y el dinero Dios.
¿Pero no ves, gilito embanderado,
que la razón la tiene el de más
guita?
¿Que la honradez la venden al contado
y a la moral la dan por
moneditas?
¿Que no hay ninguna verdad que se resista
frente a dos pesos
moneda nacional?
Vos resultás, -haciendo el moralista-,
un
disfrazao...sin carnaval...
¡Tirate al río! ¡No embromés con tu
conciencia!
Sos un secante que no hace reír.
Dame puchero, guardá la
decencia...
¡Plata, plata y plata! ¡Yo quiero vivir!
¿Qué culpa tengo si
has piyao la vida en serio?
Pasás de otario, morfás aire y no tenés
colchón...
¿Qué vachaché? Hoy ya murió el criterio!
Vale Jesús lo mismo
que el ladrón...